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La escasez de agua en Guatemala… es relativa

5 de marzo, 2021
Por: María Alejandra Cruz


Para determinar si existe escasez o abundancia de agua es necesario responder a tres preguntas íntimamente relacionadas: cuánta agua hay, cuál es su calidad y para qué usos se necesita; y considerar que, como el agua misma, la escasez puede fluctuar tanto en su distribución espacial como temporal.



En Guatemala, se ha comprobado que menos del 25 % del agua disponible físicamente puede satisfacer las necesidades de todos los sectores del país. Sin embargo, este dato no proporciona suficiente información para afirmar con propiedad que el país posee abundancia de recursos hídricos. Para determinar si existe escasez o abundancia de agua es necesario responder a tres preguntas íntimamente relacionadas: cuánta agua hay, cuál es su calidad y para qué usos se necesita; y considerar que, como el agua misma, la escasez puede fluctuar tanto en su distribución espacial como temporal.

¿Cuánta agua hay?

La cantidad de agua disponible físicamente se refiere a la oferta que provee el sistema natural a un territorio en específico. Según estimaciones realizadas por el Instituto de Investigación y Proyección sobre Ambiente Natural y Sociedad (Iarna), Guatemala cuenta con una disponibilidad hídrica anual mayor a 100,000 millones de metros cúbicos y una disponibilidad hídrica per cápita anual cerca de 7400 metros cúbicos[i]. Considerando solo los números, es seguro afirmar que el país posee una alta disponibilidad física de agua, la cual es muy superior al umbral que establece el PNUD de 1700 metros cúbicos, por habitante al año, para garantizar la cobertura de la demanda multisectorial del agua en un país.

¿Cuál es su calidad?

No obstante, a pesar de la relativa abundancia de agua en la República, es de dominio público que actualmente un alto porcentaje de la población no tiene acceso a agua potable y asequible como consecuencia de la degradada calidad de los recursos hídricos; la cual es fácilmente visible en más del 90 % los cuerpos de agua dulce del territorio. En el 2012, se calculaba que 1500 millones de metros cúbicos de aguas residuales a nivel nacional se descargaban hacia distintos cuerpos receptores y que solo el 5 % recibía algún tipo de tratamiento previo a su descarga[ii].

Uno de los casos más representativos sobre la mala calidad del agua es la zona metropolitana del país, en donde miles de metros cúbicos fluyen diariamente por los ríos Villalobos y Las Vacas con niveles de contaminación microbiológica y fisicoquímica tan altos que, sobrepasan los límites máximos permisibles que establece la norma nacional para aguas residuales en algunos parámetros y presentan los peores resultados del Índice Simplificado de Calidad de Agua (ISQA) del país[iii]. Lamentablemente, esta condición dificulta la utilización del recurso, principalmente para consumo humano y puede conducir a un tipo de escasez.

¿Para qué usos se necesita?

Finalmente, los usos para los cuales está destinado el agua juega un rol primordial para determinar el grado de escasez en un territorio, porque en su función se define la cantidad y la calidad necesaria del recurso. Actualmente, existen conflictos por el uso del agua porque el carácter finito del agua, en espacio y tiempo, así como sus múltiples demandas para asegurar la sostenibilidad de los ecosistemas y el desarrollo socioeconómico del país, conducen a una competencia por el recurso; en donde, el uso del recurso por unos puede ocasionar la escasez para otros.

En Guatemala, se puede considerar que existe una relativa abundancia de agua por su disponibilidad física y, a menudo, los casos de escasez por cantidad solo se presentan en regiones geográficas asiladas como consecuencia de la competencia por la explotación del recurso, la deficiente gestión institucional o las condiciones meteorológicas. Aunque, es necesario considerar que la disponibilidad física en el futuro puede verse afectada por los cambios en los patrones climáticos y sus consiguientes cambios en el ciclo hidrológico, el incremento de la demanda y las dinámicas de cambio de suso del suelo.

En cambio, la escasez ocasionada por la mala calidad del recurso ya es una realidad en el país y no es solo una posible problemática del futuro. Aunque en el país se produzcan y fluyan millones de metros cúbicos al año, suficientes para satisfacer todos los requerimientos del país, un alto porcentaje no puede ser utilizado; al menos no sin antes recibir un tratamiento de adecuación o potabilización. Esta necesidad cobra gran importancia al generar otro tipo de escasez, una escasez económica o tecnológica de agua.

Reconocer las diferencias entre la escasez física por cantidad o por calidad, así como la escasez económica es imperativo para la sostenibilidad hídrica del país. Aunque en términos prácticos todos los tipos de escasez significan una misma carencia, las soluciones y sus grados de dificultad son muy distintas.

Quizás el mayor reto proviene de la escasez física de agua porque es un recurso esencial para el que no hay sustituto. Aunque existen medidas de prevención como lo es la creación de infraestructura verde para favorecer la captación e infiltración del agua pluvial, así como la retención del agua superficial. En comparación, solucionar el problema que representa la escasez por la mala calidad del agua es algo más sencillo: proporcionar el tratamiento oportuno y efectivo a las aguas residuales previo a su incorporación con cualquier cuerpo de agua.

Adicionalmente, no hay que olvidar que también es necesario gestionar y administrar las demandas del recurso, con el objetivo de disminuir la competencia que existe entre los distintos usos del agua. Un posible acercamiento a esta compleja tarea es aplicar la regla de las tres R, reconocida por su aplicación en la gestión de residuos sólidos.

Es imperativo reconocer que cuidar el agua y su calidad debe ir más allá que cumplir una norma porque el objetivo es bastante más grande e importante. Se trata de prevenir la verdadera escasez para asegurar el equilibrio de los ecosistemas del país, asegurar el desarrollo y, finalmente, asegurar nuestra vida. Pero, si no cambiamos la visión actual será necesario realizar un pequeño ajuste a la famosa cita del reconocido político, científico e inventor estadounidense, Benjamín Franklin: “Cuando se sequen los pozos, se contamine por completo el agua y no existan soluciones tecnológicas accesibles o asequibles para tratar y captar el recurso hídrico…entonces, solo entonces, conoceremos el valor del agua”.

REFERENCIAS

[i] IARNA_URL. (2015). Balance Hidrológico de las subcuencas de la República de Guatemala. Bases fundamentales para la gestión del agua con visión a largo plazo. Guatemala: Autor.

[ii] Basterrechea, M. (2012). Diagnóstico del agua en las Américas: Estado del agua en Guatemala. México: FCCyT.

[iii] IARNA-URL. (2019). Borrador Perfil Ambiental de Guatemala: Capítulo Agua. Guatemala: Autor: Documento borrador.

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