La iluminación es parte clave en el acondicionamiento ergonómico de los puestos de trabajo y, aunque el ser humano tiene la capacidad de adaptarse a las diferentes calidades lumínicas, una buena iluminación es importante para la realización de cualquier labor. A pesar de que aún no existe una relación directa comprobada entre una iluminación deficiente o excesiva y una enfermedad ocupacional, es importante conocer que la falta de iluminación está asociada a baja productividad, cansancio, dolores de cabeza, fatiga y accidentes laborales.

El Acuerdo Gubernativo núm. 229-2014, Reglamento de Salud y Seguridad Ocupacional, y sus reformas del Ministerio de Trabajo y Previsión Social (Mintrab), regula desde 2015 los niveles mínimos de iluminación artificial para cada tipo de zona de trabajo según la exigencia visual.